DECLARACIÓN CONJUNTA DE EMPAR PINEDA I DE JORDI PETIT: Renuncian a llevar la Creu de Sant Jordi

» En abril de 2008 recibimos la Creu de Sant Jordi en razón de nuestra dedicación voluntaria al movimiento por los derechos de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales. Distinción que nos honra por lo que representa

de reconocimiento al activismo de tantísimas personas, que a lo largo de nuestra joven democracia, han hecho una labor desinteresada por un derecho tan humano como amar. A ellas y ellos dedicamos aquella distinción. Nosotros no fuimos otra cosa que un eslabón de una escalera que nos ha llevado a la plena igualdad legal. Sin embargo, queda por ganar la plena igualdad social.

 

Este año numerosas personalidades y entidades han pedido que una de las Creus de Sant Jordi reconociera la tarea del voluntariado realizada contra el vih/sdia en Cataluña, siempre en vanguardia en este ámbito. En el 30 aniversario de la pandemia hacía falta un gesto así. Pero no nos han escuchado. Tantos años de aconsejar el uso del preservativo y la realización de la prueba del vih, han quedado desmerecidos. Solamente el Vaticano se opone al condón.

 

En segundo lugar nos ha sorprendido y nos ha herido en nuestra dignidad la concesión de esta medalla al sr. Duran i Lleida, pues hace pocos meses dijo de forma pública y expresa que la homosexualidad puede curarse. En estos tiempos posicionarse de esta manera no es una simple cuestión de opinión o de diferencias ideológicas. Es un ataque a los derechos humanos de las personas homosexuales. Hace falta recordar al sr. Duran i Lleida que a partir de 1972 todo el ámbito de la psicología y la psiquiatría dejaron de considerar enfermedad las relaciones sexuales y afectivas entre personas del mismo sexo (aquí la censura franquista no dejó circular la noticia). Finalmente la OMS lo hizo el 17 de mayo de 1993 y nuestro Estatuto de Cataluña, aprobado en referéndum, contiene claramente una serie de artículos contra la homofobia, a parte de los numerosos posicionamientos favorables del Parlamento de Cataluña. El sr. Duran i Lleida tampoco se ha abstenido de criticar a las personas transexuales.

 

Entendemos que las Creus de Sant Jordi significan un reconocimiento institucional con gran consenso ciudadano, pues son las entidades y las personas quienes lo solicitan. En el caso del 30 aniversario de la pandemia del vih/sida, aún con centenares de peticiones recibidas en el Palacio de la Generalitat, solo hacía falta sentido común para no olvidar a los miles de víctimas de esta enfermedad en Cataluña y las 33.000 personas afectadas (según fuentes epidemiológicas de la propia Generalitat de Catalunya). Estas personas que nos dejaron y las personas seropositivas han recibido un agravio terrible como es el olvido del Gobierno de la Generalitat de Cataluña. Pensamos que las Creus de Sant Jordi, dentro del consenso que requieren, no pueden ser otorgadas a alguien que acaba de atacar los  derechos de toda una comunidad de nuestra scociedad. Sr. Duran i Lleida, no tenemos ninguna intención de curarnos, pues no hay nada de que curarse.

Por lo visto, los recortes del Gobierno de CiU llegan también a los valores y a la dignidad de las personas.

 

Por todos estos motivos, hemos decidido dejar de llevar la Creu de Sant Jordi, la guardamos en un cajón y no la mostraremos más. De ninguna manera la devolveremos, pues fue bien merecida por lo que significó de reconocimiento del movimiento homosexual, bisexual y transexual».

 

Empar Pineda y Jordi Petit

Madrid/Barcelona

Sábado 18 de abril de 2011